Los cuatro soñaban una mano a la que cogerse con fuerza,
echar a correr como locos enamorados hacia el filo del precipicio,
y lanzarse al vacío para volar juntos por el barranco de la vida.
echar a correr como locos enamorados hacia el filo del precipicio,
y lanzarse al vacío para volar juntos por el barranco de la vida.
Pero la mayoría de las veces las cosas no son tan fáciles.
El de las zapatillas blancas puso todo el interés,
tenía de verdad muchas ganas de ese vuelo en compañía,
pero nunca encontró la mano a la que agarrarse,
por más que buscó y buscó sin descanso.
tenía de verdad muchas ganas de ese vuelo en compañía,
pero nunca encontró la mano a la que agarrarse,
por más que buscó y buscó sin descanso.
El de las zapatillas rojas se lo tomaba con calma,
no tenía muy claro eso de encontrar a alguien tan fácilmente.
no tenía muy claro eso de encontrar a alguien tan fácilmente.
Y nunca movió un dedo por cambiar su destino,
sentado en el filo, con el único consuelo de la imaginación.
sentado en el filo, con el único consuelo de la imaginación.
Al de las zapatillas azules le gustaba la idea de coger de la mano a alguien,
pero era eso mismo lo que le seducía:
cambiar continuamente de mano, sin decidirse nunca a saltar al vacío con nadie.
pero era eso mismo lo que le seducía:
cambiar continuamente de mano, sin decidirse nunca a saltar al vacío con nadie.
Quizás lo que en realidad le aterraba era querer cambiar también de mano en pleno vuelo, cuando ya existieran pequeñas e inocentes aves revoloteando alrededor.
Proporción: uno de cuatro; como la vida misma.