jueves, 13 de diciembre de 2007

Hiperbreves al amor para toda la vida.

Treinta y tantos.

El primero en la cocina, al preparar la cena. El segundo a los postres, como guinda del pastel. El tercero de buenas noches, antes de dormir. El cuarto al día siguiente, de buenos días mi amor; que tengas buen día, nos vemos a la noche.

Todos les vienen bien, todos son bien recibidos y disfrutados a la par.

Lástima que no siempre sea así.

A ella le fastidia un poco cuando ya está arreglada para salir. Tener que vestirse, peinarse y maquillarse de nuevo. Aunque ya con una sonrisa en los labios.

A él le fastidia un poco cuando a ella se le antoja en pleno partido televisado. Aunque los goles se celebran luego con mucha más alegría.

Hay una ocasión donde el fastidio es mutuo. Pero cuando han terminado, también la sonrisa es doble.

Cuarenta y tantos.


Increíble que después de tantos años juntos, aún prendan sin cerillas.

Funciona el frote de dos piernas como palos primitivos. Funciona el mirar al otro tras la lupa de las inevitables gafas de presbicia. Funciona sin peinar, con barbas dejadas o depilaciones atrasadas, con todo arden como la paja.

Hoy es un día especial de fiesta para los dos. Los hijos comen en la universidad. No necesitarán las lamparillas de noche. Tienen la penumbra de la tarde y el resplandor de sus llamas.

Muchos...


_ Ya toca, ¿no?

_ ¿Estás seguro?

_ Creo que sí, ¿Cuándo fue la última vez?

_ Uf… no me acuerdo. Pero seguro que no hace tanto.

_ Si quieres lo dejamos para mañana.

_ No, que se nos puede olvidar.

_ ¿Sabes? Me sigue gustando hacer memoria juntos.

_ Y a mi que te siga gustando.

Sea esta mi pequeña crítica constructiva a un programa de TV con mucha audiencia. Y no digo el nombre para evitar publicidad gratuita. No se la merecen y una pena que tampoco la necesiten.

1 comentario:

Gabriel dijo...

Deliciosa la ternura y grande el ingenio.
Bien llevadas las etapas y, en un único episodio, rescatada la pareja, ese sueño tan difícil de construir.