sábado, 9 de enero de 2010

Relación de relaciones.


Los cuatro soñaban una mano a la que cogerse con fuerza,
echar a correr como locos enamorados hacia el filo del precipicio,
y lanzarse al vacío para volar juntos por el barranco de la vida.

Pero la mayoría de las veces las cosas no son tan fáciles.




El de las zapatillas blancas puso todo el interés,
tenía de verdad muchas ganas de ese vuelo en compañía,
pero nunca encontró la mano a la que agarrarse,
por más que buscó y buscó sin descanso.



Quedándose toda la vida solo, al filo del precipicio.



El de las zapatillas rojas se lo tomaba con calma,
no tenía muy claro eso de encontrar a alguien tan fácilmente.



Y nunca movió un dedo por cambiar su destino,
sentado en el filo, con el único consuelo de la imaginación.



Al de las zapatillas azules le gustaba la idea de coger de la mano a alguien,
pero era eso mismo lo que le seducía:
cambiar continuamente de mano, sin decidirse nunca a saltar al vacío con nadie.



Quizás lo que en realidad le aterraba era querer cambiar también de mano en pleno vuelo, cuando ya existieran pequeñas e inocentes aves revoloteando alrededor.



El del calzado marrón fue el que tuvo el paso más firme para afrontar la aventura.



Encontró la mano en la que confiar para un vuelo tan arriesgado.



Y con la que aterrizar después de muchos años de vuelo juntos.



Proporción: uno de cuatro; como la vida misma.