sábado, 25 de octubre de 2008

La risa contenida no debe ser saludable.

Lo he pasado “mal”, muy “mal”, realmente “mal”. Ha sido una de esas situaciones que te reirías a mandíbula batiente, pero por el lugar y el momento no puedes hacerlo.


Comienza el bautizo. Somos muy pocas personas allí reunidas, así que nos apiñamos en los primeros bancos de la iglesia. Aunque el cura quiere hacer uso del micrófono, porque es muy mayor y no puede hablar fuerte. A su lado está el sacristán, que por su singular parecido, debía ser el hermano secreto de Frankenstein; el monstruo, no el profesor.


Suena por megafonía música eclesiástica de fondo y el cura mira al sacristán, así que este, con toda diligencia y premura, se va para la sacristía a quitarla de inmediato.


Cuando vuelve ya en silencio, nada más abrir la boca el cura, estalla fuera un cohete por una romería cercana. Lo intenta de nuevo y otro cohete. El cura mira al sacristán, que asiente resignado sin posibilidad de solucionar este segundo inconveniente.


Termina la fanfarria de fuera y empieza a hablar por el micro, pero con tan mala suerte que se acopla con un pitido de lo más desagradable. Nueva miradita al sacristán, y nueva carrera de este a poner remedio en el equipo de la sacristía.


Por cuarta vez empieza la ceremonia y aunque habla, porque mueve los labios, no se escucha apenas. Otra carrera del hermano de Frankenstein y a su vuelta nueva intentona del cura por hacerse oír. NO HAY MANERA.

Se vuelve para el sacristán y milagrosamente se escucha perfectamente por los altavoces:

- “¿Se puede saber qué le pasa a esto?”.

Contestación de Frankenstein’s brother al tiempo que levanta los hombros y la voz, bastante mosqueado:

- “¡Y yo que zé! ¡Questá viejo y hay que comprá uno nuevo!!!”.


Sólo hubiera faltado un "como usted" despues de "viejo".



5 comentarios:

Tomás Ingelmo dijo...

Pero bueno! ¡qué parroquia más divertida,¿no?! Me netran ganas de casarme "por la iglesia" con esa gente tan divertida.

ErCalamar dijo...

No quiero pensar lo que seria una boda multitudinaria...jajajajajaja

Juan Duque Oliva dijo...

Jajajaja, que cosa más graciosa, eso si que es un skecht cómico.

Jajajaja

El Ratón Tintero. dijo...

Debo confesar que al final, después de tanto contener la risa se me escapó una carcajada, pero entrecortada eh.
Rezaré tres ave marías :-)

Unknown dijo...

Pobre cura. Verguenza deberia daros.