lunes, 21 de enero de 2008

Caminante no hay camino...

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos,

caminos sobre el mar.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.


Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

No lo pudo decir mejor Antonio. Miras atrás y ves el camino que ya has recorrido, a veces llano y sencillo, a veces tortuoso y complicado, pero es tu camino; tus huellas y nada más. ¿Y si miras al frente, hacia delante, hacia el horizonte lejano? No, no hay camino aún. Sólo líneas trazadas desde todos los ángulos, que se unen en un mismo infinito.

Esas líneas negras pueden dar miedo. Parecen una gran jaula cónica que nos encerrará cada vez más y más, a medida que avancemos. Pero no nos queda otra, habrá que ir salvando las dificultades que vayan surgiendo. Mucho cuidado donde ponemos los pies, para no quedarnos atrapados entre esos barrotes imaginarios. A la vez que debemos agarrarnos fuerte, con las manos a los barrotes de arriba, para no caer.

Sigo camino, no hay por qué temer nada. El camino irá surgiendo bajo mis pies a cada paso. Además, ese punto del horizonte al que me dirijo, no puede llamarse de mejor forma para animarme a ir siempre hacia delante; punto de fuga.

No hay comentarios: