Por tierra.
A paso de ventanilla que me van a cerrar, o corriendo más como el que persigue algo, que como el que es perseguido; aunque aquí nadie huye de nadie. Mejor paso a paso en un tranquilo paseo, sin prisas ni carreras. Curva a curva, sin pereza por subir, bajar, y si es preciso dar un rodeo para hacer noche en alguna cueva, más o menos húmeda.
Por mar.
Da igual el estilo, siempre me ha gustado nadar. Si quieres a braza mirando a ambos lados del camino, a espalda sin perder de vista el cielo, o revoloteando cual mariposa a golpe de contorsiones de sirena. Aunque tal vez prefieras que me sumerja en las profundidades de tus aguas, con el único oxigeno del boca a boca que tú me des.
Por aire.
Volando no estaría nada mal tampoco ¿quién no ha soñado alguna vez con volar? Divisarte desde las alturas como un águila en celo, para lanzarme en picado y aterrizar sobre la suave pista de tu espalda. Dulce sueño de Capitán, terminar abrazada a esa espalda, con la conocida nana de tus latidos hasta quedarme dormida.
3 comentarios:
Magnífica interpretación del erotismo
tu ruta te lleva onde ahora? Carlos
!Precioso!
!Poesía en prosa!
!bellísimo!
!Y viva la madre que te parió!
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