lunes, 25 de febrero de 2008

Febrero... Mutilado por la vanagloria imperial.

Antes de ponerme a escribir un texto, siempre tengo la costumbre de documentarme en algunos aspectos. No sé si esto es una buena o mala costumbre. Hay quién me ha dicho que es muy profesional, y que se acerca a lo periodístico. La verdad es que no me suena muy bien, ni una cosa ni la otra. Casi prefiero catalogarlo de manía, manía que a veces me sale hasta “mal”, porque me sumerjo tanto en datos y curiosidades sobre el tema, que luego me llegan a parecer más interesantes que el cuento que tenía en mente.

Esto es lo que me acaba de ocurrir. Tenía medio fraguado un cuento relacionado con el día 29 de febrero. Se trataba de alguien llamado Dito Amorcito Pito, el chico más reacio del mundo a la institución matrimonial. En clave de humor, contaba cómo Dito siempre se había escabullido airoso de tan solemne compromiso. Hasta que un día 1 de marzo, ya se vio contra la espada y la pared, y prometió a su amada novia que se casaría con ella el próximo 29 de febrero, consiguiendo así otro amplio margen, a cuatro años vista.

Pero hay datos históricos relacionados con los meses del año, que han podido conmigo. Todo arranca de la llamada reforma juliana, por el emperador Julio Cesar. Hasta entonces el año sólo había tenido 10 meses de 36 días, empezaba en marzo (en honor a Marte, dios de la guerra e importantísimo para los romanos) y terminaba en diciembre. En ese cambio de almanaque se incorporaron los meses de enero y febrero, con meses de 30 y 31 días, tocándole ya a febrero sólo 29 y los bisiestos 30. También se asignó un mes en honor a Julio Cesar, y fue el quinto porque era su mes de nacimiento, pasando a llamarse julio. Pero su hijo y sucesor el Emperador Augustus, no quiso ser menos, y se asignó el nombre del mes siguiente, agosto. Lo malo era que agosto tenía 30 días, y él no podía ser menos que su padre. Así que sisó ese día al ya menguado febrero, quedándose tan sólo con 28 y los bisiestos 29, victima entonces de la vanidad de un Emperador.

Ahora también entiendo el por qué septiembre (7) es el mes 9, octubre (8) es el mes 10, noviembre (9) es el mes 11 y diciembre (10) es el mes 12. Lógico si el año empezaba antes en marzo y tenía diez meses en vez de los doce actuales.

Ahora bien, lo que más me ha gustado ha sido el significado del mes de abril, que puede venir de “aperire” (abrir), por ser el mes donde las flores se abren.
Sea siempre bienvenida la Señora Primavera, que ya asoma.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que culto te ha quedado

Anónimo dijo...

Muy interesante e ilustrativo.
Me ha gustado mucho por en lo histórico y en lo etimológico podemos comprender muchas cosas de nuestro día a día.
Y digo yo ¿cuando celebran su cumple los nacidos el 29 de febrero?
Un saludo "Ratón tintero".

El Ratón Tintero. dijo...

Anónimo: gracias, aunque no era esa mi intención. Son sólo curiosidades históricas, hoy día al alcance de cualquiera con un poco de Mr. Google como cómplice.
Otro día que te pases por aquí, no sería mala idea que dejaras tu nick al menos. Gracias otra vez.

Angie: Supongo que lo celebran cada cuatro años, lo malo es que te piedes un montón de regalos en tu vida, y lo bueno es que pasas ese "disgusto" más de tarde en tarde. Peor veo yo que se te ocurra morirte ese día, porque se acordarían de ti menos aún, si cabe.

Anónimo dijo...

Siempre estamos queriendo dejar nuestra huella allá popr donde pisemos. ¿Quién se acordaría de Julio César si no hubiera sido quién fue?